Si bien las diferentes problemáticas relacionadas con las infancias constituyen una deuda histórica del Estado, el deterioro general de la economía en el último año y medio no hace más que profundizar los niveles de desigualdad e impactar principalmente en las infancias vulnerables.
En primer lugar, nos proponemos pensar a la infancia como una categoría social y cultural históricamente construida. Es decir, que no la concebimos como esencia o segmento etario estático con similares características, sino como construcción histórica sujeta a diferentes condicionamientos y posibilidades en relación a las distintas épocas y sociedades. Autores como Philipe Aries, Sandra Carli, Alicia Entel, Cristina Corea, Viviana Minzi, Carolina Duek y Cielo Salviolo trabajaron esta línea de la infancia como construcción histórico/social.
Por esta razón, resulta más pertinente hablar de “infancias”, en plural, para dar cuenta de las diferentes configuraciones de la niñez según las experiencias que las atraviesan. Existen diversas maneras de ser niño y niña, no sólo a través del tiempo y en diversos contextos, sino también en un mismo lugar y tiempo histórico si atendemos a las diferencias socioculturales y económicas características de los procesos de fragmentación que en Argentina comenzaron con la última dictadura cívico-militar y se extendieron durante las décadas del 80 y 90, para eclosionar en la crisis social del 2001. En este sentido, las medidas neoliberales de aquellos años impactaron profundamente en la configuración de las experiencias infantiles.
En segundo lugar, interesa rescatar concepciones de la infancia en Argentina gestadas desde el Estado, el mercado y los medios de comunicación. En diferentes periodos se elaboraron representaciones, que muchas veces convivieron en un mismo tiempo histórico y que conceptualizaron a la infancia como “personas en desarrollo”, “proyecto del futuro” (el enfoque de la “minoridad” y la “tutela”), como sujetos plenos de derecho en las actuales legislaciones y como consumidores, “niño peligroso” o “niño víctima” en el marco de una sociedad capitalista, mediatizada y desigual.
Philipe Ariés, en su estudio Infancia y Familia en el Antiguo Régimen (1987), señaló que las sociedades tradicionales no concebían a la infancia como un grupo social con características propias que lo pudieran diferenciar de los adultos: la mortalidad infantil era alta y los niños que sobrevivían se incorporaban rápidamente al ritmo y las actividades de la vida adulta. Recién en el siglo XVIII se van delineando ámbitos específicos, cuidados y conductas que caracterizan a la infancia.
Las transformaciones en la vida social y familiar, y sobre todo la emergencia de la escolaridad, cumplieron un papel central en la construcción social de la idea moderna de infancia. El siglo XX en Argentina se vistió de guardapolvos blancos con la universalización y obligatoriedad de la educación pública y convirtió a la infancia en una nueva categoría atravesada por la mirada adultocéntrica, es decir, definida por los adultos según sus propios intereses: el niño/niña como ser incompleto, en desarrollo, dócil e incapaz, proyecto futuro, receptáculo vacío al que hay que llenar de saberes y experiencias, objeto de estudio de la pedagogía moderna y cuerpo sobre el cual imprimir una serie de normas y reglas.
En la sociedad argentina de principios del siglo XX subsistía una concepción estatal de la niñez representada como “minoridad”. Concepto que, por un lado, remite a “carencia” y “tutela” (el menor no pude decidir por sí mismo), que quedó muy asociado a los niños de bajos recursos y en relación al campo jurídico para referirse a los niños y niñas que no logran “insertarse satisfactoriamente” en el sistema económico-social y aquellos que el sistema educativo no logra contener, para los cuáles se diseñan instituciones especiales como los reformatorios. Por ejemplo, la Ley del Patronato de Menores (1919) sustentó esta visión de la niñez como minoridad (Eberhardt: 2009,63)
Según la investigadora Cielo Salviolo (2015), a partir de la segunda mitad del siglo pasado las transformaciones sociales en relación con los cambios en la familia, el uso del espacio público, las pautas de crianza, las nuevas concepciones acerca de la autoridad de los padres y las necesidades de autonomía de los niños, comienzan a erosionar la noción tradicional y moderna de infancia.
También en este periodo comienzan a gestarse nuevos modos de socialización a partir de la irrupción de los medios de comunicación masiva, en especial la televisión en los hogares, que transformó el uso del tiempo libre e impactó en nuevos modos de pensar e interactuar con la infancia y nuevos modos de construcción de subjetividades e identidades.
La paradoja de las últimas dos décadas del siglo XX es que, mientras se expandieron los estudios acerca de la infancia desde diversas disciplinas y se llevaron a cabo acciones legislativas y gubernamentales que consagraron los derechos de la infancia, por otro lado, se produjeron una serie de medidas económicas y sociales, enmarcadas en la corriente neoliberal, que sumergieron al país en la desigualdad y la pobreza, afectando muy particularmente los derechos de la niñez.
En la década de los `80 la infancia vuelve a ser objeto de debates a nivel internacional y en Argentina, en el seno de la sociedad posdictatorial, comienza a hablarse de la niñez en clave de derechos. En 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas sanciona la Convención Internacional de los Derechos del Niño. En la década de los ‘90 esta Convención adquiere rango constitucional, se sanciona la Ley de Educación Federal y se realizan jornadas, congresos y conferencias sobre la protección de la niñez y adolescencia, mientras se produce el saqueo más grande de la historia argentina que minó cualquier posibilidad de desarrollar una vida digna y plena de derechos.
En el campo de la Historia de la Educación, Sandra Carli hizo su aporte en lo relativo a la cuestión de la infancia. En relación a este contexto, la autora señala:
“(…) la niñez devino un verdadero laboratorio social en el marco de un proceso histórico dominado por la aceleración del cambio científico tecnológico, la desaparición gradual del mundo del trabajo, la globalización económica y tecnológica y la mundialización de la cultura” (Carli,2009:20).
A esto hay que agregar un creciente proceso de mercantilización de bienes y servicios para la infancia y el rol fundamental de la publicidad y la televisión como medio privilegiado de niños y niñas.
Aparece fuertemente la imagen de la infancia como consumidora, sumada a la idea de que niños y niñas han ganado autonomía y saben pedir lo que quieren. Todo esto en el contexto de una distribución desigual de bienes materiales y simbólicos para chicos y chicas. La pantalla televisiva desborda de una amplia (lo cual no implica diversa) oferta cultural mercantil destinada a chicos y chicas y su interpelación como consumidores. La lógica de mercado es que los productos de consumo adquieran sentido. Más allá de la capacidad de gasto, existe un consumo simbólico compartido por niños sin distinción y es allí donde el mercado, a través de productos de la cultura infantil, construyen significados sociales acerca de lo que es ser niño o niña hoy (Fiorito, 2014:224).
Por otra parte, la niñez tiene visibilidad en las pantallas preponderantemente a través de figuras estigmatizantes. Por un lado el “niño peligroso”, en relación a chicas y chicos en conflicto con la ley, que asocia pobreza con delito y reclama desde las pantallas mayores dispositivos de control social y la modificación de leyes para poder aplicar duras sanciones penales. Por otro lado, la figura del “niño víctima” donde se promueve una mirada compasiva frente a casos de abuso y explotación de la infancia (Carli, 2009:33).
Luego de la crisis del 2001 en nuestro país y con el lento y contradictorio pasaje hacia una sociedad un poco más justa en la última década, la noción de niñez como sujeto de derecho volvió a tomar cuerpo en diferentes legislaciones como la Ley de Protección Integral de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Esto fue acompañado por políticas sociales de inclusión para los chicos y chicas (como la Asignación Universal por Hijo, Progresar, Conectar Igualdad), por políticas públicas de comunicación para las infancias y la revalorización de su derecho a la comunicación. Un claro ejemplo de ello, fue la sanción en 2009 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que aborda a la infancia desde una perspectiva de derechos promoviendo activamente la participación de chicos y chicas en la comunicación. Así se reconocía el lugar clave que ocupan los medios de comunicación en los procesos de socialización infantil, en la producción de visiones del mundo y en la constitución de identidades de las infancias contemporáneas. Como producto del espíritu democratizador de esta normativa, en 2010 surge Paka Paka, el primer canal público educativo destinado íntegramente a chicos y chicas de Argentina y Latinoamérica
Como es sabido, esta ley fue desarticulada por la gestión de Cambiemos y se espera que pueda ser reemplazada por otra. Sin embargo, no existe una perspectiva clara más allá de los beneficios que el actual gobierno le otorga a los sectores más concentrados de la economía y de los medios de comunicación, en detrimento de la posibilidad que otros actores sociales (como el abordado ) puedan dar a conocer su voz. En la actual coyuntura de despidos, quiebre de industrias y pymes, aumentos de las tarifas de servicios y alimentos, las infancias vuelven a estar en la mira, al ser uno de los principales grupos afectados por la crisis. A esto hay que sumarle el creciente hostigamiento hacia infancias y adolescencias pobres por parte de las fuerzas de seguridad y el aval que estas prácticas encuentran en los dichos oficiales de funcionarios del gobierno que criminalizan a las infancias pobres en sintonía con el proyecto de baja de la edad de imputabilidad que se impulsa desde un sector de la sociedad.
Los niños y niñas son actores sociales, fundamentales en la vida de su comunidad, seres históricos que se relacionan con su entorno e influyen en él. En relación a la comunicación, no son receptores pasivos sino receptores críticos; pero, además, son productores de cultura. Las actuales perspectivas no son alentadoras para las infancias, pero sigue siendo la responsabilidad del Estado y de la sociedad en su conjunto concebirlas como ciudadanos plenos y, en tal sentido, implementar acciones que permitan el cumplimiento efectivo de sus derechos.
BIBLIOGRAFÍA:
- AFSCA, Defensoría del Público, UNICEF (2014). “Por una comunicación democrática de la niñez y la adolescencia. Herramienta para estudiantes y profesionales de la comunicación”. 2ª ed. Argentina, 2014.
- ARIÉS, Philipe (1987): El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen. Madrid: Taurus.
- CARLI, Sandra (2009). “Notas para pensar la infancia en la Argentina (1983-2001)”. En La cuestión de la infancia: entre la escuela, la calle y el shopping/ compilado por Sandra Carli. 1ª ed. 1ª reimp. Buenos Aires: Piadós, 2009.
- EBERHARDT,, María Laura (2009). “Enfoques políticos sobre la niñez en la Argentina en los años ochenta y noventa”. En La cuestión de la infancia: entre la escuela, la calle y el shopping/ compilado por Sandra Carli. 1ª ed. 1ª reimp. Buenos Aires: Piadós, 2009.
- FIORITO, Verónica (2014). “La necesidad de un canal público infantil”. En La televisión en la década kirchnerista: democracia audiovisual y batalla cultural/ Alejandra Pía Nicolosi… [et. al.]; compilado por Alejandra Pía Nicolosi, 1ª ed. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2014.
- Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522/ con Prólogo de Cynthia Ottaviano y Mario E. Lozano. 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: EUDEBA, 2014.
- MINZI, Viviana (2009). “Los chicos según la publicidad. Representaciones de infancia en el discurso del mercado de productos para niños”. En La cuestión de la infancia: entre la escuela, la calle y el shopping/ compilado por Sandra Carli. 1ª ed. 1ª reimp. Buenos Aires: Piadós, 2009.
- SALVIOLO, Cielo (2013). “Pakapaka: la construcción de un nuevo relato sobre la infancia”. En Pensar la Televisión Pública. ¿Qué modelos para América Latina?/ Rosa María Alfaro…[et.al]; compilado por Ana Isabel Guerín; Adrían Miranda; Roberto Olivieri, Gabriel Santagata. 1ª ed. Buenos Aires: La Crujía, 2013.
- SALVIOLO, Cielo (2015).Material de cátedra, Clase 1 “Pensar la infancia en clave de derechos, Curso Virtual de Producción Audiovisual Infantil de calidad, Latinlab, segunda cohorte 2015)
- UNICEF, (2013) “Superando el adultocentrismo”. Santiago de Chile. Disponible en: http://www.unicef.cl/web/wp-content/uploads/doc_wp/Superando%20el%20Adultocentrismo%204.pdf
- UNICEF (2017) Informe sobre pobreza en Argentina. disponible en https://www.unicef.org/argentina/spanish/media_36339.html