Después de varios meses de cuarentena obligatoria, por fin la nueva normalidad parece asomarse lentamente y junto con ella se vislumbra la construcción de una nueva subjetividad.
A partir de esta crisis que sacudió al mundo entero, y que puso de manifiesto un cambio de paradigma. Surge un nuevo sujeto. Este nuevo sujeto emerge como resultado de entramados vinculares que subyacen hace tiempo en el mundo. Pero que salen a la luz con la llegada de la Pandemia, y comienzan a prevalecer y a tomar protagonismo.
De a poco se intenta ir recuperando la idea de lo colectivo, de lo comunitario a su vez se va diluyendo de manera sosegada este concepto de “individualismo” que tan presente estuvo en estos últimos años en nuestras vidas.
La noción de “Comunidad” toma un fuerte posicionamiento ascendente. Los mismo sucede con la “solidaridad”, ambas impulsadas por el conjunto de la sociedad. Una sociedad que se iguala ante la presencia de un virus, motivo por el cual se ve obligada a reflexionar, a tomar conciencia y a comprender que en esta nueva normalidad, nadie se salva solo.
Coronavirus: nueva normalidad, nueva subjetividad
Este nuevo modelo trajo cambios importantes en nuestra cultura, en nuestro entorno, en nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Queda claro que, con la llegada del coronavirus se marcó un antes y un después en nuestra cotidianidad.
Hemos crecido como sociedad, hemos aprendido colectivamente formas de cuidados y de prevención que antes no eran tan comunes ni estaban tan arraigadas, pero que ahora son indispensables para reinsertarnos en este nuevo mundo que comienza a reconstruirse desde la acción, y bajo la proposición “todos nos salvamos en comunidad”. Entendemos que el futuro es con el otro y con los otros.
La realidad social ha impactado de tal manera que nos obliga a recapacitar, pero por sobre todas las cosas, nos hace dar cuenta que debemos romper con las barreras imaginarias que nos separan del otro, para ir a su encuentro, y a partir de allí concebir su presencia como parte esencial de un todo, que incluye y no que excluye. De esta manera podremos intentar proyectar una sociedad más justa y solidaria en la que todos logremos convivir en comunidad, desarrollando la empatía y la cooperación. Dando origen a este nuevo sujeto, a esta nueva subjetividad que abandona el concepto de individualismo y recupera lo colectivo como estandarte de este modelo de país que lucha por y para el bien de todos.
*Artículo publicado originalmente en minutochaco.com.ar